La enfermedad del amor

La enfermedad del amor

La enfermedad del amor

 


Imagen de amor

Imagen de amor

Sí, esas ganas locas de estar con una persona. La necesidad de seguir a su lado, la falta de hambre o la sonrisa eterna durante todo el día… Después viene alguien y te dice que esa persona no te conviene, que quizás no es como parece, que te está engañando. En cierta manera nos da igual, seguimos enganchados a esa droga del amor que nos obliga a beber un poquito más de lo que nos da, que no es nada, es algo que nosotros desarrollamos en nuestros adentros. Lo que digan los demás es una opinión equivocada y creada por los celos, pero si opina sobre unos zapatos quizás sí tenga más credibilidad. ¿Por qué nos comportamos así? Es muy difícil separar una conclusión objetiva cuando uno está enamorado porque sólo se queda con la parte buena, supongo que, la naturaleza, sabia en lo suyo, nos hace lo mismo que con el dolor. Nadie puede volver a sentir dolor físico aunque recuerde el momento en el que lo sufrió, lo que le queda para siempre es la alerta de cómo fue.

Ahora, la ciencia, ya no sólo se conforma con saber de partículas y átomos que también se quiere meter con el amor, algo que antes sólo le importaba a los poetas y jóvenes. Según Helen Fisher, que es antropóloga MundialMente conocida, dice que el enamoramiento dura 4 años. El tiempo necesario para copular como animales, parir, hacer crecer al bebé hasta la edad de 3-4 años y que según ella, ya se puedan valer por sí mismos madre e hijo/a. Vamos, que se hace amigos ella.

Lo que sí es cierto es que en esos 4 años de enamoramiento surge el amor como lo conocemos. Esas ganas de estar con una persona para el resto de la vida, compartir miserias y alegrías y tirar pa’lante. En un gran número de casos, esos primeros 4 años de relación son muy buenos y todo se tuerce después: discusiones, reproches, venganzas, infidelidades…

¿El amor es una enfermedad?

Bueno, según la rae enfermedad es la alteración más o menos grave de la salud, así que podemos estar enfermos sin sentir empeoramiento, al menos, al principo 🙂

 

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