¿Qué es el amor? la pregunta de siempre. Al principio de tu vida lo tienes muy claro. Ese cosquilleo, esas ganas de todo, esa persona en la que no dejas de pensar y que sin ella no eres nada pero nadie se pregunta porqué es esa persona y no otra cualquiera la que provoca esas sensaciones. ¿Si esa persona no existiera, nunca conocerías el amor….?
Después, con la experiencia la vida cambia de color. Así como Papá Noel nunca vistió de rojo –fue así por una campaña de marketing de Cocacola-, y te das cuenta que vestía de verde, que se llamaba Nicolás, que existió de verdad y que llevaba regalos a niños que estaban incomunicados por la nieve, ves el mundo desde otra perspectiva. ¿Qué es el amor? No se sabe lo que es, sólo conocen las sensaciones que despierta.
Seguro que la mayoría de los que responden a esa pregunta suspiran. El amor es eso que desean. Una antropóloga llamada Helen Fisher escribió un libro sobre el estudio de la química en el proceso del enamoramiento, y explica en rigor científico cómo se genera todo eso y sus razones. Ciertamente le quita la magia a los que están enamorados pero les da un alivio a los que están dejando una relación tóxica, de esas en las que el amor se olvidó de brillar.
Siempre que veo a parejas mayores que llevan toda su vida casados y que se llevan como perros y gatos me pregunto porqué siguen juntos. ¿Siguen teniendo amor? Si lo tienen debe ser muy profundo porque sólo denotan otros aires pero de alguna forma se necesitan uno al otro. ¿Es otro tipo de amor? O es amor a uno mismo y el miedo de morir solo en la cama.
Lo que sí veo es gente que parece que malgastan su vida con la persona equivocada pero cuando se ven sin ella se deshacen. Nadie entiende el amor o nadie lo expresa como otro, quizás por eso todo el mundo tiene pareja. A veces pienso que la vida es como el juego de sillas musicales donde el que se quede sin silla cuando termina la canción se ha quedado solo, y cuando te ves ahí ya casi te da igual si la silla es cómoda o no.
¿Encontramos a nuestra alma gemela? O igual no. Igual sólo encontramos a una persona con la que nos acomodamos en todos los ámbitos de la vida cotidiana y no existe una razón para dejar de hacerlo, y en ese rumbo seguimos, con o sin amor. Lo que sí hay es la experiencia de la vida compartida que supongo sí empatiza más que las mariposas del estómago.
En realidad, nosotros somos las mariposas y el planeta tierra es nuestro mundo. Nosotros somos los que agitamos la vida entre nosotros mismos, y el con quien ya no importa, nos amamos a nosotros. Al igual que el sol produce calor y su brillo nos llega, nuestro amor llega al que está a nuestro lado.
Quizás hay gente que esto no lo sabe expresar pero sí lo sienten, y aunque se lleven como el perro y el gato se necesitan, igualmente se quieren en sus adentros. Sólo me cabe preguntarme si amamos al que queremos amar o amamos al que estuvo en el lugar correcto en el momento exacto.
Es por eso que en este tuit me pongo en la piel de una de esas personas que creen que echan de menos el amor cada día, pero en realidad saben que lo tienen cada noche. Si me expliqué bien en esta entrada, habrás entendido que ese tuit es un piropo, un poema de amor a la esposa, no un insulto. El mundo hubiera sido más mariposas-revoloteando si todos supiéramos enfocar nuestro amor en el mismo modo que lo hacen otros, así nunca existirían las discusiones, ni las guerras y burger king y mcdonalds serían una sola franquicia.
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