Si cada día es un regalo, hoy ha sido unos calcetines.
— Un Librepensador (@AbiertaMente) July 3, 2014
Ese calcetín divorciado que tienes en lo más profundo de tu cajón, que no recuerdas de donde salió y como no lo sabes no lo tocas. Ya te digo yo de donde salió. De la falta de imaginación de tu suegra. Ella tampoco sabía qué regalarte porque te lo regaló todo y lo que de verdad te gustaría tener es demasiado caro, o no lo mereces. Así que unos calcetines, para que vayas patinando por el parquet de casa y si te llevas un resbalón pues mira, de desliz en desliz.
También te los pudo regalar tu madre, que siempre serás su bebé y te quiere explicar con marionetas de calcetín en las manos cómo hay que hacer regalos de puta madre pensándolos conciencudamente desde un año atrás. Nadie lo recuerda, pero son los mismos calcetines que nos dejamos puestos cuando hacemos un aquíTEpilloAQUÍteMATO espontáneo de esos que tan tranquilo te dejan.
Ese día que hubiera dado igual levantarse o no. Que cuenta como regalo, sí, pero que ya has tenido muchos como ése porque nada se ha cambiado de uno al otro.
La moraleja de este tuit, es que para follar, hay que quitarse los calcetines.
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