«Soy obeso porque soy superdotado» es una frase muy válida. Al igual que la ceguera, si no te la cogen a tiempo después es un problema. Un niño así sin la ayuda necesaria llegará a tener problemas en su madurez seguro.
La gran mayoría de las personas ven a alguien súper inteligente como si tuviese un don privilegiado innato. Unos lo envidian y otros creen que no son mejores que nadie. Lo cierto es que ninguno los entiende. Si la inteligencia es la habilidad de resolver nuevos problemas desde la lógica más simple, para un niño es simplemente su forma de ser. La inteligencia es la comparación de la edad mental con la edad física. De esta manera todos somos más inteligentes con el paso de los años, además ayudados por la experiencia de la vida. Un niño de 5 años que piensa como uno de 7, es superdotado. Por esa razón tienen intereses muy distintos a los niños de su edad que hasta incomoda a sus padres, y aquí empieza el problema.
Un niño no siente que tiene un súper poder, sólo tiene una curiosidad extrema, quiere jugar como los demás pero a su manera. Le gusta saber cómo funcionan los juguetes, no le basta con jugar con ellos. A muchos padres les espanta que sus hijos rompan los juguetes, ¿Pero si los juguetes están hechos para el desarrollo de los hijos, por qué ellos no pueden potenciar su entendimiento viéndolos por dentro? Quizás haya juguetes específicos para esto.
Se sienten normales, como los demás, y por eso creen que los demás piensan como ellos. Al ver la vida desde un punto de vista más meticuloso y detallista son mucho más sensibles. Un niño superdotado que es regañado justa o injustamente lo procesa y lo medita mucho tiempo después de haber incluso pasado el castigo. Si la razón ha sido injusta para él -aunque no guarda rencor porque, sólo quiere adaptarse y ser uno más-, porque no han entendido su expresión intelectual, le cohibirá en su futuro inmediato y este es el primer paso para convertir a una mente creativa en una mente reprimida.
A diferencia de lo que puedan pensar muchos, un superdotado no obtiene los resultados espontáneamente. Si bien pueden llegar a conclusiones fascinantes, han de seguir todo el camino que les lleve hasta ellas, probablemente lleno de frustraciones. Por esta razón un niño -superdotado o no- no debería ser cuestionado o corregido por los experimentos destinados al fracaso que pueda intentar, ya que forman parte y son necesarios para su aprendizaje.
Los superdotados no son siempre personas de éxito que descubren fórmulas matemáticas que explican el origen de la vida ni a los 7 años hablan 8 idiomas. Son simplemente gente normal, que tienen muchísimo potencial que deben disciplinar
Sabiendo esto, un niño inteligente que no llega nunca a descubrir las conclusiones de sus experimentos porque reprimen su conducta, será un niño frustrado. El 50% de niños superdotados modifican su lenguaje, su vocabulario, para no ser discriminados o recibir las burlas de otros de su edad, o bien para encajar en su entorno. Más adelante fingen las notas sobresalientes por la misma razón y finalmente terminan viviendo una vida que no les corresponde. Toda esa frustración contenida se llega a somatizar en la madurez, y bien puede derivar en un problema de estrés o depresión crónico que los médicos no descubren el origen. Ese estrés generado sin razón aparente para el superdotado ni el médico puede generar cualquier patología, como descontrol en el peso, el comer compulsivo, pérdida de memoria a medio corto plazo y muchísimas razones que pasan desapercibidas.
Es muy triste que una persona llegue a su edad adulta en esta situación sólo porque su entorno no lo supo guíar en su infancia. En los peores casos pueden terminar en una mala vida, ya rendidos de todo y sin ganas de intentar nada. Inmersos en una depresión crónica difícil de entender y sin capacidad alguna. Una vez llegado a este punto ya podrían ser equiparados a una persona que no se puede mover, porque en realidad, no pueden.
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