Es increíble cómo una canción te puede apretujar el corazón aunque no entiendas lo que dice. Yo llegué a un punto en el que saber la letra la letra es lo de menos, lo que importa es cómo sale de dentro.
Un ejemplo es esta canción del 1983 cantada por Eurythmics que fue un éxito
y la misma canción 22 años después interpretada por hypnogaja
Dejando a un lado los vídeos que también expresan lo suyo, prestando atención a la letra, empieza diciendo algo que no tiene nada que ver con lo que siente «aquí viene la lluvia otra vez» aunque sea un día despejado. Si bien me encontré mucha gente que dice que la poesía es una cursilada y para maricas, después los veo bailando poesía de extremoduro.
El vocalista de Hypnogaja empieza la canción susurrándole, no puede evitar lo que hubo entre los dos y el olvidarlo no es una alternativa. Explica lo que necesita en la primera parte de la canción hasta que ya le da igual guardar la compostura. No puede evitar más romper a llorar y deja explotar toda la rabia de su corazón que empieza a rasgar las palabras que vomita con el primer grito.
Odiando a la lluvia otra vez, esa nube oscura que se cierne sobre él y que no lo deja ver el sol, que sus lágrimas no podrán ver las estrellas como decían esos versos satánicos, no escatima energía en suplicar desde dentro lo que más desea a pesar de su aspecto rudo.
Es por esta razón que la letra no siempre es lo más importante, ni siquiera el ritmo que la haga pegadiza. La misma canción por voces diferentes despiertan un estado de ánimo totalmente distinto y esto es lo que la música es: sentimiento.
Todos tenemos los mismos sentimientos pero cada uno tiene su propia forma de expresarlos, por eso no hay género musical desagradable. Sólo incomprensible.